Un diario espiritual, a lo mejor es lo que he estado haciendo por muchos años, Señor, conversar contigo mientras escribo; después de un tiempo esas conversaciones las destruía, pensaba que solamente eran útiles para el momento. Es ahora cuando decido conservarlas y transcribirlas. 

En mi infancia, las niñas solían tener un diario, yo también tenía; los hacía con material reciclado, telas, hojas limpias que quedaban en los cuadernos, los decoraba con recortes de revistas, lindas fotografías y pensamientos que salían en una revista de reflexiones diarias que leía mi abuela. Lo peculiar era que las conversaciones iniciaran con “Querido Diario”, las mías iniciaban con “Querido Padre”, “Hola, Señor”, “Buenos días, buenas tardes o buenas noches, Señor”.

Una forma de escuchar Tu voz, ha sido a través de esto diálogos abiertos que incluyen agradecimientos, sentimientos, alabanzas, peticiones, pensamientos, momentos de oración y los deseos más profundos de mi corazón. Hoy quedan expuestos al mundo al dar por gracia lo que por gracia he recibido.